El comercio local es sin lugar a dudas uno de los mayores rubros perjudicados en medio de la pandemia que revolucionó la vida de millones de personas alrededor del planeta. Como dinamizadores de la economía local, con diferentes medidas están librando en muchos casos “su última gran batalla” para no sucumbir a una situación crítica. Comerciantes y emprendedores locales recurren a nuevas herramientas y estrategias que les permitan sobrellevar la crisis. A casi cien días de una cuarentena extendida pude conocer la historia de vida que hay detrás de una comerciante local a través de #HistoriasEmprendedoras en tiempos de pandemia en Caleta Olivia.

Conocí a Rafaella una tarde tranquila ejercitando por las costas de nuestra ciudad. Con un cielo celeste claro confundiéndose entre el color cambiante del mar, en nuestros primeros pasos lentos fuimos ganando ritmo y sumando kilómetros. Con una sonrisa generosa al tiempo de sus palabras sin tapujos, Rafa fue bautizada por nuestro entrenador como el grupo de las “Indómitas” junto con Titi, su compañera de trote.

Mujer, madre, profesora y comerciante, nacida en Santiago del Estero migró junto a su familia a la capital provincial allá por la década de los ’80. Por causa del destino llegó a Puerto San Julián en 1998 para trabajar como Técnica electromecánica en la minera Cerro Vanguardia. Allí conoció a Cristian. Trabajando, como no podía ser de otra manera.

En plena crisis del 2001 Rafa encontró una veta para equilibrar la vida doméstica con el trabajo “Ese año abrimos G&E. Yo era ama de casa, tenía dos nenes porque con la llegada de mi segundo hijo no los quería dejar sin mi supervisión”. En tiempos de Cerro Vanguardia éramos todos de afuera, no había abuelos”.

En un Puerto San Julián dónde la minería metalífera santacruceña comenzaba a asomar Rafa nos cuenta “¡Teníamos que bautizar a Gustavo, en ese momento salgo a buscar zapatos y no había en todo el pueblo! El único dueño de una zapatería, tenía a su mujer enferma y la mantenía cerrada. Si bien había una cooperativa que vendía zapatos, pero también vendían comestibles, fiambres y otros productos”. Así nació G&E, en la primavera del 2001 en la zona centro de la provincia, casi como un proyecto de distracción y con un futuro promisorio.

Gustavo en los inicios de G&E – Archivo familiar Rafaela Santillán. Puerto San Julián

Con su marido trabajando en Cerro Vanguardia, Rafaela se dedicaba exclusivamente a la zapatería, pero, además continuó capacitándose en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral que iniciaba sus primeros pasos por aquellos años. Recuerda con picardía a una contadora en un curso de proyectos de inversión quién sostuvo ”¿A quién se le ocurriría abrir una sucursal de su propio negocio en este pueblo? y yo tenía otro local alquilado para una sucursal en la otra punta del pueblo» menciona entre risas.

Luego de transitar algunos años de la vida familiar en la Bahía de San Julián, por decisiones familiares se mudaron a Caleta Olivia, la puerta grande de entrada a la provincia de Santa Cruz. Para el 2007 G&E abrió sus puertas en una de las esquinas comerciales más importantes de la ciudad. Con mas de una docena de empleados, la idea que surgió como un pasatiempo ahora contaba con tres sucursales y una pujanza inquebrantable.

“Mi público es la gente trabajadora, el hombre y las mujeres de a pie. Busco proveedores que tengan cosas lindas, que yo las pueda usar y que no sea caro. Acá se vendía un montón, pero después fueron cambiando los gobiernos y nosotros no nos adaptamos rápido. Después Cristian se enfermó y se nos complicó. En el 2019 G&E dejo de existir y nació el proyecto de “Rafaella Store”

Los últimos cuatro años, además de la crisis que provoco la situación económica, Rafaela recuerda “El año pasado cuando decidimos cerrar el negocio con Cristian, para comenzar con un nuevo proyecto él se muere. Este era su proyecto. Fue durísimo«.

Rafaela junto a su esposo Cristian en «Rafaella Store» – Año 2019

Hoy, en medio de una pandemia y una crisis económica sin precedentes. Rafaela continua fuerte e indomable junto a sus cuatro hijos para sostener el negocio familiar. “Nos afectó un montón porque acá no están acostumbrados a la venta on line. A la gente le gusta ir a probarse, a saludarte, a charlar. Caleta no es una ciudad, es un gran pueblo. Y así se comportan. Quieren ir y sentarse, si le das un mate mejor! »

A pesar de las dificultades continúa adelante manteniendo el espíritu emprendedor en tiempos de pandemia proyectando para el futuro «Tengo como proyecto abrir un outlet, una feria para vender cosas baratas en el barrio Rotary » al tiempo que reflexiona sobre la economía local «hacer las cosas bien en Caleta no sirve. Si hubiera seguido todas las recomendaciones del COE hoy estaría fundida”.

Es que Rafaela, no tiene medias tintas. Cuando no le gusta algo lo dice, y es clara “yo no hubiese tenido para comer ese mes completo. El COE pretendía que vos me compres el zapato, la zapatilla por teléfono. Que te la envie con una motito. Y si a vos no te quedaba, tenías que esperar 90 días (porque eso decía el protocolo) para cambiármela. ¿90 días? la zapatilla se le seca el pegamento y yo pierdo de poder venderla. Fueron cosas que no entran en la cabeza del ser humano».

Como toda crisis, que también trae oportunidades. En medio de la pandemia su hijo Germán armó una página on line que les permite vender a cualquier lugar de la Argentina combinando las ventas presenciales con las virtuales. Podes encontrar sus productos en https://rafaellastore.mercadoshops.com.ar/

Gastón, Gustavo, Germán y Genaro son los nombres que dieron nombre a la empresa familiar que sostuvieron y sostienen la pujanza de una mujer indómita, que supo apostar al amor, al trabajo y a la fuerza de su espíritu de coraje.

Para acceder a tus productos en «Rafaella Store» podes comunicarte a través de sus redes sociales a https://www.facebook.com/RafaellaStore2019, en su web https://rafaellastore.mercadoshops.com.ar/ o concurrir personalmente a la Avda. Eva Perón 343 en Caleta Olivia de 16:00 a 20:00 hs.

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