¿RIGI si? o ¿RIGI no? A pocas horas de su tratamiento en la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Cruz se trata de comprender como se percibe la incorporación en las agendas públicas y privadas la inminente aprobación del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones. En un contexto de volatilidad económica global y desafíos estructurales es prioritario plantearnos interrogantes sobre su eficacia para impulsar el desarrollo territorial. ¿De qué se habla, cuando se habla del RIGI? ¿Cuáles serían las oportunidades y amenazas para las actividades económicas santacruceñas? ¿Qué nos aportan las ciencias sociales para pensar críticamente más allá de la coyuntura política y económica?
Inmersos en una dinámica de un mundo multiescalar, los procesos productivos más allá del capitalismo tardío, deberían considerar la constitución de identidades laborales que se desarrollaron y consolidaron con una temporalidad histórica predominantemente estatal, para incorporar nuevas formas de imaginar e innovar en el territorio contemplando las dinámicas que se producen en el intercambio de capitales privados extraterritoriales.
Capitalismo de ‘carne y hueso’
La provincia de Santa Cruz posee una superficie de 243.943 km2, con una densidad poblacional de 1,4 hab./Km2 y una población de 333.573 habitantes según el último Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda (2022). Desde su incorporación al Territorio del Estado Nacional de Argentina en 1884, su economía históricamente se basó en la ganadería ovina hasta mediados del siglo XX, seguida por una crisis de sustentabilidad en que devino el auge del Carbón (YCF) en la Cuenca de Río Turbio al sur provincial y la extracción petrolera en el norte (YPF). Posteriormente, en la década de los 80’ la pesquería transnacional involucró como puntos de abastecimiento los puertos costeros produciendo circulación de salarios y regalías, siendo hasta el presente una economía que se caracteriza por su inestabilidad económica y ambiental.
Durante los 90’, en pleno contexto neoliberal y de impacto de la globalización se dio inicio a la actividad minera metalífera, la cual, desde la costa hasta la cordillera ha cobrado un auge sin precedentes. Cabe mencionar que actualmente, si bien la actividad ganadera está en franco retroceso, existe la intencionalidad política de refundarla. No ocurre lo mismo con el turismo y la obra pública, que impactada por las políticas nacionales del gobierno de Javier Milei se encuentran paralizadas. Nos referimos puntualmente a la discontinuidad de los Proyectos Hidroeléctricos de las Represas “Néstor Kirchner” y “Jorge Cepernic” sobre el Río Santa Cruz, con un estimado de generación de 1310 MW y US$ 5260 millones de inversión; y la Central Térmica de Río Turbio con 240 MW y una inversión de US$ 1840 millones.
Las actividades económicas extractivas tradicionales como la ganadería, el petróleo y el carbón han configurado los procesos identitarios de nuestra región. Este concepto de identidad, que entendemos como un universo de crecientes y acelerados cambios en los contextos de los encuentros sociales y comunicativos, es la síntesis de múltiples identidades, construidas a partir de una gran cantidad de contextos interactivos regulados mayormente por instituciones (Lins Ribeiro, 1999) nos ayuda a reflexionar porque la reproducción de nuestra cultura económica y las identidades laborales son fundamentalmente de carácter estatal. De la mano de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF) contamos con más de medio siglo en la piel de un modelo económico sustentado en un Estado de bienestar, de raíces profundas y con un alto sentido de pertenencia hacia lo nacional.
Ese vínculo, de la mano del Estado que nos acariciaba y brindaba oportunidades para el desarrollo de nuestras comunidades hasta los ’90, construyó identidades laborales desde una lógica estatal, tanto en su constitución como en su pérdida, para luego ser cohesionada con lógicas capitalistas transnacionales. En este punto, las representaciones de ese empresariado extraterritorial era sinónimo de un capitalismo salvaje ejemplificado como un monstruo de tres cabezas. Es decir, se construyó un sentido común que las grandes empresas transnacionales son corporaciones gigantescas que oprimen a los pueblos, los esclavizan, consumen su riqueza conduciéndolos a la muerte y condenándolos a la destrucción.
Sobre el RIGI en Santa Cruz
El Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) es un capítulo central de la Ley Bases 27.742 (Título VII) que propone un conjunto de incentivos económicos y regulatorios con el objetivo de promover grandes proyectos de inversión que actúen sobre la Argentina en materia de estabilidad fiscal, aduanera y cambiaría por 30 años, fijando que las inversiones sean por encima de los US$ 200 millones. El RIGI propone ochos grandes sectores de aplicación que comprenden la tecnología, petróleo y gas, turismo, siderurgia, industria forestal, infraestructura, energía y minería. Los sectores más significativos a nivel nacional enmarcan la energía y minería. En tanto, para la provincia de Santa Cruz impactaría en el sector tecnológico, energético y en materia de minería abarataría todas las etapas del proceso de exploración, producción y cierre de mina.
Desde el punto de vista económico el sentido del RIGI apunta a la promoción de inversiones, la competitividad, al desarrollo regional y la viabilización de proyectos. Su carácter es temporal (con la posibilidad de adhesión de dos años desde la entrada en vigor) y podrá ser prorrogado por única vez hasta 1 (un) año. Los sujetos habilitados son tres: Vehículos Existentes (S.A.; Anónimas Unipersonales; S.R.L.; UTEs y otros contratos asociativos); sucursales Dedicadas o Especiales (Sucursales de una S.A. o S.R.L. nacional, o de sociedades constituidas en el extranjero); y Proveedores de VPU (importadores de mercancías, incluidos los insumos para prestación de servicios o provisión de bienes al VPU adheridos. Requiere contar con domicilio en el país y 51% del capital social de sujetos domiciliados en el país).
En nuestra provincia existe mucho interés por la opción de la Ampliación de Proyectos Preexistentes para la minería metalífera. Cabe aclarar, que si bien existen aspectos prácticos que es difícil saber cómo se verán reflejados en la realidad, hay incentivos muy positivos con respecto al IVA, a los incentivos aduaneros y cambiarios que se presentan como el desafío más grande que tiene el RIGI: que es la ampliación de proyectos existentes debido a su complejidad.
Otro factor de interés, que representaba uno de los puntos de mayor adversidad hacia el RIGI consistía en la desventaja hacia las PyMEs, cuestión que se esta tratando con el anuncio del RIGI para las PyMEs. Esta demanda fue realizada por los industriales, por lo que se espera que el “Mini RIGI” vehiculice inversiones productivas superiores a los US$ 150.000 en el caso de las microempresas, los US$ 600.000 para las pequeñas, los US$ 3,5 millones para las medianas tramo 1, los US$ 9 millones para los tramo 2 y los US$ 30 millones para el resto. Los beneficios para quienes realicen esas inversiones serán las reducciones en los plazos de amortización de bienes en el impuesto a las ganancias (amortización acelerada) y la devolución anticipada del IVA con una reducción de los plazos. Se desgravarán los derechos de exportación para PyMEs exportadoras de bienes industriales sobre exportaciones incrementales.
En cuanto a la promoción de la generación de empleo, se habla de un “cambio drástico» para el régimen laboral actual, donde además se buscará recuperar la actividad reduciendo los aportes que volverán al empresariado en forma de cupón fiscal. En este punto, es fundamental destacar que en el año 1965 Argentina representaba más del 45% del PBI Industrial de Sudamérica; y en la actualidad no llega al 15% lo cual «es devastador» según expertos en economía de la región.
RIGI Santacruceño: ¿Si, o no??
A partir de un relevamiento de campo, etnográficas pudo dialogar con diversos actores del Estado, empresas y comunidades para presentar algunas visiones sobre el RIGI, a la vez que proponemos algunas claves para quienes toman decisiones y operan los escenarios políticos en Santa Cruz.
Estas perspectivas resultan contradictorias en los puntos centrales sobre las oportunidades y amenazas de la adhesión del RIGI, pero en Santa Cruz coinciden que “falta discusión, debate y mayor información sobre este régimen que, si bien es temporal, sin duda producirá un cambio de paradigma durante las próximas tres décadas, pudiendo provocar un retroceso, estancamiento y/o en el escenario más esperanzador la diversificación de la tan anhelada matriz productiva con grandes inversiones, que de otra manera no podrían obtenerse”. En este mismo sentido, circularon en las últimas 48 hs. trascendidos sobre cuáles serían las “grandes modificaciones” al proyecto original presentado por el oficialismo, modificaciones que hasta el momento no se conocen.
Tampoco se pudieron conocer cuáles son las potenciales inversiones para Santa Cruz, en el caso de la adhesión. Ni tampoco, a cuales de los sectores comprendería. Es decir, ¿Cuáles son las inversiones potenciales que serán atraídas a Santa Cruz con la adhesión al RIGI? Cuestión que no es menor, porque además de acompañar con su voto, los diputados y diputadas deberán poner toda su energía para anticipar escenarios de monitoreo, control y evaluación de la viabilización y cumplimiento de los proyectos. Con precisión quirúrgica deberán trabajar en una agenda para que en 2025 se cristalicen leyes que acompañen al RIGI en materia tecnológica, educativa, ambiental y cultural que trascienda y robustezca las grandes inversiones para una Santa Cruz del futuro.
Los empresarios-emprendedores luchan contra la tradición y construyen el futuro, lo hacen por medio de la innovación, por eso hay que garantizar (con RIGI o sin RIGI) que se generen las condiciones para dejarnos de sorprender con esa visión de capitalismo salvaje como un monstruo de tres cabezas. Resulta que en este contexto de complejidades crecientes, dentro de este capitalismo tardío difícilmente podamos conseguir resultados diferentes, repitiendo recetas y prácticas políticas del pasado. Es aquí, que las ciencias sociales nos permiten repensar en lo abstracto, en como debemos abrirnos a pensar un nuevo modelo de desarrollo, a perder el temor al choque de tradiciones, dando lugar a la combinación de identidades, tradiciones y estilos, nuevas combinaciones de sentido común, con la cultura, los idiomas y pensar que las representaciones que tenemos construidas desde la estatidad, hoy podrían bien ser puestas en práctica desde el campo de lo privado.
En fin, ya tuvimos
30 años de Kircherismo,
Tenemos en adelante, los próximos 30 años
Con RIGI?
O, sin RIGI?
Independientemente del resultado, el día después de mañana deberemos seguir trabajando. Repensar en “no ir siempre detrás del problema”, en buscar desde lo nacional estrategias para adaptarnos o resistir las lógicas perversas del capitalismo. El desafío esta dado, se trataría de achicar brechas, abrir puertas a nuevas oportunidades, inaugurar canales de dialogo, perder el miedo a empoderarse en el conocimiento profundo de temas sensibles que harán que el mito del RIGI no termine en una novela, demonizado, odiado y muerto. Es aquí donde me detengo a pensar. Quizás encontrar algo de luz para decir que en un mundo multiescalar no todo lo que brilla es oro, y no todo lo que es capitalismo, es siempre, inexorablemente un monstruo de tres cabezas.
Por Laura Córdoba*
*Docente investigadora ITET – Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Maestranda en Antropología Social – PPAS – Universidad Nacional de Misiones